El reconocido farmacéutico, emprendedor, funcionario universitario y hombre de letras Ricardo Somaini, falleció hoy a los 93 años, dando fin a una vida repleta de hazañas.
El nonagenario fue el fundador de la farmacia Rivadavia, en 1954, junto a su esposa Nora Morey. De joven, a causa de una huelga abandonó la posibilidad de estudiar Ingeniería Química en Rosario para estudiar Farmacia en la UNT.
En 1940 comenzó el metejón de Somaini con la casa de Juan B. Terán. En la UNT fue presidente del Centro de Estudiantes de su facultad, miembro de la Federación Universitaria Tucumana, delegado de la Federación Universitaria Argentina, representante de los egresados en el Consejo Superior, decano interventor de Medicina, director del Departamento de Artes, Secretario de Extensión Universitaria del rectorado de Flavio Eugenio Virla, en el regreso a la democracia, y coordinador, durante 15 años, del Centro de Elaboración y Estudios Farmacéuticos.
Del ingenio del farmacéutico nacieron el Instituto para la Integración y el Desarrollo Latinoamericano (Idela), el Departamento de Educación Infanto Juvenil, la Orquesta Juvenil Universitaria y los talleres para el personal de Construcciones Universitarias. Su gran obra, sin lugar a dudas, fue formalizar los cursos de Educación Permanente para Adultos Mayores (EPAM) que había proyectado la profesora María Teresa Bernasconi.
Vivió una tragedia que marcó su vida. Un grupo de hombres, vestidos de civil y armados, ingresaron a su casa el 22 de abril de 1977 a la madrugada y secuestraron a uno de sus tres hijos, Ricardo Daniel. Está desaparecido desde entonces. Fue uno de los personajes ilustres y honrados de nuestra provincia.